El wellbeing corporativo gana posiciones en las políticas de HR
Las empresas que incorporan el bienestar en su cultura empresarial son premiadas por el talento con su fidelidad. Más aún tras la pandemia mundial.
Según el informe de Willis Towers Watson – Global Benefits Attitude Survey – a más de 40 000 empleados de empresas de todo el mundo, el 77 % de los encuestados confían en que tras la pandemia su compañía sea más activa en lo que se refiere a fomentar la salud y el bienestar a través de programas de empresa. La COVID-19 ha impactado en nuestras vidas y nos ha cambiado el orden de prioridades. Esto supone un replanteamiento y cambios en el entorno empresarial y en los programas de salud y bienestar.
Durante mucho tiempo la prioridad va a seguir siendo proteger a los empleados del virus en el entorno laboral. Así como disponer de unos protocolos de actuación claros y efectivos ante cualquier brote. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apuntaba en julio de 2020 que debido a la proximidad física entre compañeros de trabajo y la interacción con el público, el riesgo medio de contagio en Europa era del 48,1 % y del 56 % en España. Así que, hasta que la inmunidad de la población total no se consolide, la prioridad será bastante clara.
Bienestar emocional
Pero el bienestar emocional ha cobrado un especial protagonismo también. El miedo a la enfermedad, el aluvión de fallecimientos, la distancia social y el encerramiento han disparado los niveles de estrés y ansiedad. De hecho, durante el primer confinamiento la ingesta de ansiolíticos y antidepresivos creció un 14 % respecto a 2019 según el Consejo General de Farmacéuticos. Trastornos como depresión, insomnio, ansiedad se apoderaron de gran parte de la población. Estos trastornos afectan a todos los planos de la vida, incluido el laboral.
HR tiene un gran reto por delante en este sentido y tiene que apoyar firmemente el bienestar emocional de sus empleados con programas muy diferentes a los que se venían haciendo. Hasta la pandemia, los programas de bienestar físico eran los protagonistas: ergonomía, rutinas de ejercicio, programas nutricionales, etc.. Pero la mente quedaba en un segundo plano.
Tras la situación vivida, los programas de salud emocional se convierten en necesarios. Técnicas de relajación, coaching, meditación, yoga o mindfullness comienzan a ser los más demandados. Lamentablemente, la situación económica pospandemia que se espera no dará tregua a las preocupaciones. Por lo que si no has empezado con este tipo de programas y no quieres que tus índices de productividad caigan en picado y los de absentismo se disparen, es el momento.
El bienestar emocional se trabaja también desde el punto de vista social. Actividades que fomentan sociabilizar fuera de la jornada laboral como afterworks o sesiones de teambuilding, fomentan la comunicación, la integración y el buen clima entre el equipo. Además también pueden gestionarse en remoto si tienes equipos deslocalizados.
Bienestar digital
Los expertos hablan también de trabajar el bienestar digital y los hábitos tecnológicos saludables. Este tipo de programas desde HR tienen como principal objetivo un teletrabajo sano. El teletrabajo no es lo que hemos vivido en confinamiento. Largas jornadas de encerramiento conectados al trabajo durante todo el día. Con una pandemia en las calles y ejerciendo de cocineros, profesores, cuidadores y animadores.
El teletrabajo es trasladar un entorno de trabajo saludable y normalizado a cualquier otra ubicación física. Por eso, acciones que están en manos de las empresas, como evitar teletrabajar fuera del horario laboral, establecer franjas de horas para reuniones online, marcar los breaks de almuerzo, son iniciativas que facilitan la planificación de los empleados y evitan que esa línea entre la vida personal y profesional quede desdibujada por el hecho de trabajar en casa. También iniciativas que promuevan la interacción social e intenten minimizar el impacto del distanciamiento. Ya sean retos y recompensas en línea, juegos colaborativos o encuentros digitales de equipos serán muy positivas. La tecnología permite todo eso y mucho más, y ha llegado con fuerza en el momento que más la necesitábamos.
Productividad y orgullo de pertenencia
Algunas empresas siguen penalizando el teletrabajo con pérdida de bienestar. Muchas de ellas, incluso antes del confinamiento ya suspendían el beneficio social del cheque restaurante los días de teletrabajo. Consideraban que los empleados al no acudir a la oficina no necesitaban o no tenían por qué recibir la ayuda. En contra de esto, las estadísticas apuntan a que en el periodo de confinamiento y pos-confinamiento, el cheque restaurante ha sido uno de los beneficios sociales más valorados y utilizados.
Los proveedores de este tipo de beneficios sociales se adaptaron rápidamente al nuevo entorno para que las comidas se sirvieran a domicilio y seguir facilitando la vida a los trabajadores en un periodo más crítico que nunca. Mientras, otros tenían que cocinar a diario cuando antes no lo hacían nunca o casi nunca. A partir de ahí, piensa en las consecuencias en términos de productividad, de bienestar y de orgullo de pertenencia.
Hay que cambiar el chip. Mientras la cultura empresarial no sitúe el trabajo en remoto a la altura del presencial o deje de considerarlo como un beneficio en sí, no se podrá avanzar en la dirección correcta.
Si te ha gustado este artículo, tenemos muchos más en nuestra web.